Un Canto a la Vida!

Durante doce años en el pasado siglo Berlín significó para millones de seres humanos terror y muerte. Se identificó a esta bella ciudad que había sido hasta 1933 referencia de modernidad y cultura, con los personajes que portaban con orgullo una calavera con dos tibias cruzadas. Berlín era el centro del poder de ese mal llamado III Reich que tras provocar la guerra más horrible que la humanidad hasta la fecha haya conocido, y no queremos superarla, supuso la muerte de al menos sesenta – 60 – millones de personas, que sumadas a las muertes de hambre entre 1945 y 1947 asciende a ochenta – 80 – millones. Más del 3% de la población mundial en 1940. Entre tanta muerte también hubo seis – 6 – millones en campos de concentración y ghetos la gran mayoría de religión judía.

Berlín sufrió una división por un muro durante veintiocho – 28 – años. Directa o indirectamente lo cierto que fue una consecuencia más. La división llegó a los corazones, a las cabezas de muchos berlineses y a la geografía de la ciudad.

Los muros cayeron al menos de los corazones y la geografía transformó Berlín de nuevo en una gran ciudad cosmopolita.

La Berlín reunificada, la capital de la República Federal de Alemania en 1999 aún deberá superar una prueba con la construcción de un monumento sobre 19.000 metros cuadrados en el mismo corazón de la ciudad. A un lado de la Embajada de los EE.UU. a pie de la Puerta de Brandemburgo, se llamará el Holocaust-Mahnmal o Monumento del holocausto. Desde sus inicios fue un proyecto de contradicciones y polémicas, que si el tamaño que si la localización que si el nombre que si la financiación.

El resultado a fin de cuentas es lo que importa, y este a pesar de todos es grandioso. Es un espacio al aire libre que disfruta cada visitante sea en verano o en invierno, pequeños y mayores, todos encuentran una forma individual y personal de vivirlo de sentirlo de disfrutarlo. Tal vez sea un monumento en memoria de un terrible periodo de la historia de la humanidad, tal vez muchos quieran que con ello no se olvide y que nunca mas se repita.

Yo veo un Canto a la Vida, lo que muchos que no sobrevivieron desearían celebrar

Campo de Buchenwald tras la liberación, Margaret Bourke-White

Si los visitantes del Mahnmal lo viven como un lugar de meditación para el yoga, para hacer malabarismo o simplemente capturar una foto del grupo, sinceramente están dando vida a bloques de cemento muerto. 

Lo que sí me parece falta de respeto por parte de un cómico venido a bloguero, es tomar sin permiso fotos personales de redes sociales convirtiéndolas en collage de mal gusto.

Los visitantes del Mahnmal seguirán disfrutando la libertad que la ciudad de Berlín ofrece para expresar su vivencia en tan significativo monumento, porque

quien ha sufrido sabe mejor que nadie cómo celebrar la Vida!

 

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